HÁBITOS ALIMENTICIOS QUE PROVOCAN UN DESEO INSACIABLE
1. Algunas hierbas y especias:
Aunque estas hierbas y especias son buenas para tu salud, consumirlas en la comida es mejor ya que estimulan tu apetito.
- Mostaza
Agregar mostaza a tu comida incrementa el flujo de saliva y jugos gástricos, que son maneras naturales de estimular tu apetito cuando te sientas mal y no estés comiendo tan bien como deberías.
- Azafrán
El azafrán es una especia de color ámbar brillante que le da al curry su tono amarillo característico, y se utiliza comúnmente en la medicina India tradicional para estimular el apetito y para
aliviar problemas con el aparato digestivo.
- Jengibre
El jengibre se utiliza ampliamente para aliviar las náuseas del embarazo. Se conoce que reduce la náusea provocada por el embarazo, pero no es tan cierto que pueda tratar el vómito. El jengibre se utiliza también para estimular el apetito y a reducir los retortijones abdominales. Tópicamente, puede aliviar el dolor y la inflamación.
- Perejil
Se dice que el perejil estimula el apetito y es bueno para el reumatismo.
2. No comer suficiente proteína:
La proteína ayuda a persuadir a tu cerebro y estomago que ya están llenos y satisfechos; si escatimas en ello, tu hambre te llevará directo a una bolsa de papas fritas, nos explica el pionero en medicina holística, Mark Hyman.
En un estudio reciente, los voluntarios quienes su consumo de proteínas diarias caía debajo del 15% de sus calorías totales estaban mucho más hambrientos después del desayuno y comían más snacks en el día que aquellos que sus niveles de proteína excedían esa cantidad.
Estar picándole a esos alimentos los hacía ganar más de un kilo al mes que si lo hubieran evitado.
Algo importante para llevar: No guardes las proteínas para la cena, advierte el Dr. Hyman: “Un truco es comer semillas de chía (disponibles en tiendas de salud) en la mañana.
Tienen muchas proteínas, tienen una carga glicémica baja y tienen muchas grasas de Omega 3”. Déjalas remojando en agua durante unos minutos y tendrás una especia de pudin de tapioca que te servirá como antojito, explica. “Me gusta agregarle arándanos al mío. Es un desayuno fantástico”.
Otras opciones prevalentes (y portables) de proteínas: huevos cocidos y yogur griego. El Doctor Mark Hyman es el autor de Solución contra el azúcar en la sangre, y el innovador de acercamientos a completos sistemas de medicina llamados medicina funcional.
3. Una bebida antes de la cena
Es una creencia común que una pequeña bebida antes de la comida –como una copa de vino blanco o jerez– puede estimular el apetito.
Los aperitivos más tradicionales son un poco amargos y contienen un porcentaje relativamente bajo de alcohol.
Los aperitivos supuestamente “abren” el sistema digestivo y estimulan el apetito antes de una comida. La pequeña cantidad de alcohol hace que se inicie la producción de ácidos para que el estómago esté listo para digerir la comida de inmediato. Sin embargo, no existe evidencia real que algún tipo de alcohol en particular es mejor que otra como estimulante de apetito.
4. Jarabe de maíz de alta fructosa
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), un producto barato de panificación de fructosa y glucosa derivado de maicena es uno de los más peligrosos endulzantes agregados.
Es considerado como el principal culpable de la epidemia de obesidad en los Estados Unidos.
Al contrario de los endulzantes tradicionales, los JMAFs no activan los supresores de apetito, la insulina y la leptina, así que de hecho pueden incrementar en vez de satisfacer el hambre, haciéndolo un conservante peligroso.
5. Combo de azúcar y sal
En las últimas décadas, los productores de alimentos han descubierto que todos tenemos un insaciable deseo en común por azúcar y sal.
Han respondido llenando nuestra comida con cantidades alucinantes y peligrosas para el corazón de estas sustancias. Vivimos en un mundo donde la salsa embotellada para para tiene más azúcar por porción que un helado de vainilla.
Es posible obtener más sal de cereales para el desayuno que las que se encuentran en las papas fritas.
Este asalto en gran escala a nuestras papilas gustativas tiene el peligroso efecto secundario de hacernos querer más y más comida. Esto se debe a que los alimentos procesados os colocan en un subibaja de sabor: comemos algo terriblemente dulce y casi inmediatamente queremos contrarrestarlo con algo salado. Parte de lo que ocurre es que la azúcar y la sal son claros estimulantes de apetito; el término científico para esto es saciedad sensorial específica.
Lo que significa es que puedes sentirte completamente lleno al haber comido algo salado, pero tus sentidos relacionados al azúcar pueden seguir pidiendo ser satisfechos. La saciedad sensorial específica ayuda a explicar cómo somos capaces de mágicamente tener un espacio para el postre después de una gran comida.
6. Comidas dietéticas
Ya sabemos que muchos alimentos bajos en grasas contienen azúcar, carbohidratos y sodio para incrementar el sabor, pero nuevas investigaciones preliminares indican que los alimentos dietéticos pueden disparar también la sobrealimentación.
Un estudio en la revista Nutrición sugiere que los endulzantes artificiales en las bebidas dietéticas pueden estimular el apetito.
Aunque se necesita más investigación, es mejor que optes por una porción más pequeña de la versión regular. Compara las etiquetas de nutrición: si los kilojulios son iguales, y la versión regular es baja en grasas saturadas, quédate con ella. Ten en cuenta que necesitamos ciertos nutrientes y grasas saludables. El calcio en los productos lácteos ayuda a perder peso, por ejemplo, y el Omega 3 incrementa la salud del corazón, asegura la dietista Carolanne Nelson. “es por eso que siempre le digo a la gente que escoja el aderezo para ensalada regular en vez de el que es bajo en grasa. Contiene aceites saludables como olivo o canola.”
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